Una relación laboral en grado de dependencia bajo un contrato de trabajo ordinario se constituye en un costo operativo para el patrono o contratante y surge un pasivo laboral que se salda con el sueldo o salario devengado. Administrativamente, es mucho mas difícil introducir cláusulas de ecepción que de alguna manera reconozcan el activo intangible que genera el talento como propiedad intelectual. De un punto de vista fiscal la nómina de pago es regulada por la legislación bajo una condición o categoría muy particulares en cuanto a lo que es imponible para tributación.

Si la contración se hiciera mediante un outsourcing, habría un contrato comercial. Pueden replantearse si se quiere consideraciones sobre las prestaciones laborales usando otras figuras, tales como bonos, participaciones, fondos de reserva, etc. La fiscalidad sería mas flexible ya que habría unas cuentas por pagar y las deducciones que correspondan a una factura Fiscal. El activo intangible por la propiedad intelectual puede ser mejor trasparentado desde el punto de vista contable. Desde un punto de vista gerencial, el tratamiento es diferente y pudiera implicar un determinado grado de organización por parte del contratado atendiendo a los resultados y no al desempeño en el tiempo.