El gas natural es una mezcla de gases cuya composición es variable aunque predomina mayoritariamente el metano y que se extrae directamente en formaciones geológicas. El gas natural se origina a partir de restos orgánicos enterrados con otros sedimentos a grandes profundidades, por tanto sometido a altas presiones y temperaturas, por lo que forma parte de los combustibles fósiles.

Los yacimientos de gas natural suelen estar a altas profundidades en el subsuelo, bien en tierra firme o bien bajo el mar. El gas natural puede aparecer independientemente o asociado a yacimientos de petróleo o acompañado de pequeñas cantidades de otros hidrocarburos o gases. También puede encontrarse en capas más superficiales, asociado al carbón.

Hace menos de una década, los expertos estaban indicando que la producción convencional de gas natural había empezado a llegar a su pico, a pesar de incrementos anuales en el número de pozos perforados. Es importante tener presente que por años el gas natural era un subproducto de la explotación petrolera. Los pozos de crudo suelen tener una “burbuja” de gas en la zona superior que se extrae con facilidad. Por lo general sale con la presión natural del pozo. Pero a mayor profundidad, el gas no convencional existe en forma de minúsculas partículas atrapadas en el manto rocoso. No basta con simplemente perforar. Hay que reventar la roca para liberarlo.